jueves, 30 de mayo de 2013

El encanto de las carreteras secundarias en la Sierra de Aracena

No siempre conducir ha sido tan estresante como en la actualidad. Pero hoy en día, la velocidad, las grandes carreteras y la concepción del tiempo se han aunado contra el placer de la conducción.

Por suerte, aquí en la sierra uno no tiene por qué renunciar a deleitarse a los mandos de un volante, no hay por qué rehuir al placer de conducir por carreteras secundarias, esas que pasan por pueblos y que invitan a bajar la velocidad sin necesidad de que te obligue a ello el cartel, esas carreteras en las que apetece bajar la ventanilla, apoyar el codo en la puerta y respirar el aire puro, esas carreteras que invitan a escuchar nuestra música preferida, esas carreteras en las que parar es un placer porque uno ha sentido la necesidad de hacerlo y admirar las bellas imágenes que la naturaleza nos ofrece, en definitiva, esas carreteras en las que el camino es tan interesante como el destino.



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